Se sientan en el Sofá

miércoles, 9 de julio de 2008

TRANQUILAMENTE HABLANDO


Puede reírse el mundo
con sus mandíbulas, con sus huesos,
su esqueleto batiente de rabia seca y dura,
con sarcasmo y aristas,
puede reírse, enorme, sin verme tan siquiera.
Porque estoy solo, y, solo,
yo lloro, no lo entiendo.


Pese al odio, al cansancio, las lágrimas, los dientes,
pese a las durezas de sangre congelada,
yo que pude seguirlo,
reírme como el mundo,
no lo entiendo -es sencillo- no entiendo su locura.


Si sube la marea,
si estoy en el balcón, y es de noche, y me crece
por dentro una ternura,
no lo entiendo, no entiendo
(debo ser algo tonto),
no entiendo esos ladridos y esa espuma del odio.


Serena noche, lenta
procesión de otros mundos,
vosotros que sabéis qué chiquito es mi pecho,
sabéis también que late,
que, triste, llama dentro
mi corazón sin nadie,
mi angustia sin destino
mi sola soledad en medio de la risa.


GABRIEL CELAYA

3 comentarios:

Fabi dijo...

Hola Steve, bonito cuento aun un poco triste, me ha gustado.
Te dejo un abrazo desde Roma!
;)

Anónimo dijo...

Precioso y triste poema.
Refleja con mucha exactitud el estado de animo de muchos de los que integramos ese mundo loco que mas que de alegria, rie al ver sus miserias.
T.Q

Sil.* dijo...

Con cierto retraso, pero llegando!!!

Steve, DULCE Steve!!
Gabriel Celaya te ha pintado tan, pero tan bien...!!
Será que se conocieron?
Caramba amigo, estas letras tienen una fuerza increíble y debo confesarte, que los tres úlyimos versos, me han encantado por demás!!

Te abrazo AMIGO!!

Sil.*