CONFESIÓN

- ¡Confesión! ¡Confesión! - El grito atronó en el bar, por encima incluso del alto volumen de la música - ¡Camarero, por favor, confesión!

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El Camarero se quitó el cigarrillo de la boca y, soltando el humo, apoyó los codos en la barra y dijo...

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- Vamos a ver, hijo. Tranquilo, tranquilo... Dime, que te aflije. Vamos cuéntame.

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- ¡He fallado a mis amigos! ¡me he comportado de una manera egoísta con ellos!

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- ¡Pero que me cuentas! ¡Eso es gravísimo! - y empezó a servirle un Brugal con coca cola - Toma, de momento bebete esto y me vas contando.

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- Si, lo reconozco. He dedicado mi tiempo a aplaudirme a mi mismo, olvidando las necesidades de mis mas queridos amigos, de conversar con ellos... ¡de interesarme por ellos! - el llanto comenzó a poblar sus ojos - Tanto que estoy a punto de perderlos... ¡Y me lo merezco, me lo merezco...! - gritó desesperado.

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- Pero... ¿cómo has dado lugar a eso? ¿Cómo has permitido que pasara?

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- Muy sencillo... he pasado mi tiempo mirándome el ombligo, creyéndome ser el centro del mundo, pidiendo comprensión, pidiendo caricias, pidiendo, pidiendo... yo, yo ,yo... Y encima he desaparecido... Me he metido en mi guarida consiguiendo que ellos se preocuparan por mi, estuvieran constantemente preocupados por mi... Y además... Me da vergüenza decir esto... Y además, ¡los he abandonado!

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El Camarero negó con la cabeza. Suspiró y sirviendo el segundo cubata dijo...

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- No tienes mas que una penitencia, compañero...

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- ¡Haré lo que sea, lo que sea! - la desesperación afloraba cada vez mas de su alma.

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- No te queda otra que suplicar su perdón y el propósito de enmienda. No creo que haya una segunda oportunidad... esto ha sido grave, muy grave. Tu penitencia es esta: te arrastrarás delante de tus amigos hasta que te perdonen y prometerás no ser tan egoísta nunca mas y compartir la relación en vez de pretender sólo disfrutar de ella. ¿Estás de acuerdo?

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- Si, claro que si... Haré lo que sea.

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- Esto no presupone el perdón de tus amigos. Tienes que entender que quizás con algunos hayas llegado demasiado lejos...

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- Lo entiendo, lo entiendo...

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- De momento debes pagar una ronda de copas a todos los amigos del bar. El negocio es el negocio... Arrodillaté.

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Se arrodillo delante de la barra ya más tranquilo, aunque todavía hacia pucheros por el llanto. Cogió el cubata con las dos manos y esperó.

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- Ego te absolvo in nómine....

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STEVE

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Ya sabeis... Estais todos invitados.