SORPRESA

La miró desde la cama como se ponía lentamente el tanga. Su cuerpo era tan atractivo que se recreó en la visión que tenía delante.

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- "No te vayas" - atinó a decir intentando no darle a la frase el aire de súplica que en el fondo tenía.

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- "Cari, mañana trabajo - volvió a repetir ella - y tardo una hora en llegar".

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Lo miró lentamente. Sabía que él leía en sus ojos el deseo que aún brillaba. Sabía que el adivinaba en su cuerpo la pasión que sentía. Sabía que a poco que él insistiera su voluntad caería como un castillo de arena. Era el juego que seguían desde que se conocían. Ella debía irse, eso era cierto, pero quería apurar cada segundo que estaba con él, cada caricia que él pudiera dedicarle, cada beso, cada sensación.

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- "Anda, no te vayas - volvió a decirle - Ven aquí un momento. Ya verás, ven..."

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- "Siempre me haces lo mismo. Desde luego no puede ser, ¿eh?. Yo mañana estoy que me muero de sueño y tu descansas todo el día..."

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Se acercó a la cama. Él la atrapó en sus brazos y comenzó a besarle el cuello, la boca... Acarició su cuerpo delicadamente. Sabía lo que le gustaba, sabía excitarla. Sus ojos se cerraron al comenzar a notar el placer que poco a poco la iba llenando. Se dejó mecer por sus besos. Se dejó encender por sus manos. Entreabrió la boca y dejó salir un primer gemido. Tensó su cuerpo para abarcarlo más, para poseerlo más, para recibirlo más.

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Él dedicó su sabiduría a llevarla a reventar de placer, lentamente, suavemente, como a ella le gustaba, como sabía que le gustaba... Cerró sus piernas sobre su cara cuando decidió dejarse llevar por el barco del orgasmo navegando por sus sentidos. ¿Cómo podía, en tan poco tiempo, conocer todos los secretos de su cuerpo?. ¿Quién enseñó a este hombre a tocar, a besar así?. Se sentía llena, mujer... amada.

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- "No te vayas - le dijo - aún no he terminado".

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Y volvió a empezar. Ella decidió no discutir. Era mejor disfrutar, sorprenderse y dejarse hacer. Dejarle hacer...

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STEVE