MADRUGAR

Se levantó temprano; se levantó despacio; se levantó sin hacer ruido. Se amaron toda la noche y el cuerpo aún se quejaba al ponerse de nuevo en movimiento. Mientras desayunaba con un refresco de cola pensó lo mucho que había cambiado su vida desde que la conoció. Pasaba los dias planificando la manera de poder verla al menos todas las semanas. La miró dormir. Su respiración acompasada subía y bajaba su cuerpo relajado y lo incitaba a volver a hacerle el amor. Pero tenía que marchar. Tenía que regresar a su ciudad. La besó dos veces en los labios a modo de despedida. Ella estaba tan exhausta que ni se enteró. No notó sus besos. No escuchó el ruido de la puerta al cerrarse, sus pasos alejándose... El coche inició su marcha. El sueño apenas si le dejaba ver la autopista. El dolor que llevaba por separarse de ella, por alejarse de ella una semana mas, le encogía el corazón. Dolía...

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Al despertar, un escalofrío la recorrió de arriba a abajo. Volvió la mirada a su lado de la cama y él ya no estaba. Sólo halló la huella de su cuerpo, su olor... Y abrazada a su ausencia, lloró.

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La próxima semana se repetiría el ritual del amor... y el del dolor.

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STEVE

N. del A. ¿Es bueno un amor que causa tanto dolor? ¿Hay dolor bueno y malo o sólo es dolor?