Aún no eran las seis de la tarde mientras lloraba calladamente esperando la hora de visita. Cuando sonó el teléfono le había dado un vuelco el corazón. Una madre lo soporta todo, pero una llamada de la UCI cuando tienes a tu hija allí ingresada.... Pero eran buenas noticias: al fin la niña había abierto los ojos después de una semana de coma tras el accidente. ¡Ojalá no le hubiera comprado la moto! Sólo tenía diecinueve años; no era justo que pasara por esto. Pero todo estaba ya bien. la cosa se iba a resolver con un par de huesos rotos y un enorme susto. Su marido llegaría pronto. Lloraba como un niño al darle la noticia por el móvil. Le dejaban salir antes del trabajo ese día para que pudiera ver a su niña. Pronto se enfundarían la bata verde y ese ridículo gorro que les hacían ponerse y podrían la fin abrazar a su hija, comérsela a besos, hablarle...
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Miró, impaciente, por los cristales del puerta de la UCI. Una mujer, madre como ella, lloraba desconsoladamente la muerte de su hijo...
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STEVE
1 comentario:
Ojalá no hubiéramos hecho tantas cosas....
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