Salgo a fumar un cigarro a la puerta del trabajo. La tarde como es normal ya, cálida, de manga corta. Y la ciudad huele a azahar, a primavera, a perfume de mujer caro.
Al dar una calada lo vi y el corazón se me encogió. Quise dar un grito pero nació ahogado. En el quinto piso, subido a la repisa de la ventana. Sin camiseta se le veía joven y fuerte. Tomó impulso y como "a la de tres", saltó. Su cuerpo quedó un momento suspendido en el aire, como danzando, y cayó a plomo, estrellándose en el suelo con un ruido seco, pesado, lleno de muerte.
Al dar una calada lo vi y el corazón se me encogió. Quise dar un grito pero nació ahogado. En el quinto piso, subido a la repisa de la ventana. Sin camiseta se le veía joven y fuerte. Tomó impulso y como "a la de tres", saltó. Su cuerpo quedó un momento suspendido en el aire, como danzando, y cayó a plomo, estrellándose en el suelo con un ruido seco, pesado, lleno de muerte.
Reaccioné llamando a emergencias. La gente se arremolinaba en torno a su cuerpo como un biombo tapizado en miradas, en curiosidad, en humana morbosidad. Los aparté, no respiraba pero su cuerpo aún se movía, se convulsionaba, se resistía a morir. Intenté serenarme pero no lo conseguí, mis manos temblaban. Pero sabía lo que tenía que hacer... un, dos, tres cuatro, cinco, soplar... un, dos, tres, cuatro, cinco, soplar... al menos no había sangre... un, dos, tres, cuatro, cinco, soplar... ¡vamos, respira, respira!... un, dos, tres, cuatro, cinco, soplar... Se oía el ruido de la ambulancia aproximándose rápidamente, volando... un, dos, tres cuatro, cinco, soplar... llegaron los sanitarios; me aparto; llega otra ambulancia; mas sanitarios. Pero yo llevaba en mis labios el beso terco de la muerte. No sobrevivirá.
Salgo a fumar un cigarro a la puerta del trabajo. La tarde cálida. La ciudad huele a azahar. Su cuerpo tapado con una de esas mantas térmicas, de esas doradas, como si envolvieran un huevo de Pascua... El Juez levanta el cadáver y la tétrica furgoneta del Anatómico Forense hace su recorrido de muerte. Han pasado dos horas y media y la calle recobra su normalidad. Pronto nos será ajeno el ritual de suicidio que este joven nos ha ofrecido.
Yo jamas podré olvidar que el frió de sus labios venció al calor de los mios, helando para siempre parte de mi corazón.
STEVE
6 comentarios:
Que jevi. No sé qué más decir, me lo imagino y bueno, eso.
Tal como lo he contado... espeluznante, creeme.
Dios........... bastante traumático pa uno!!!
Bechos ... nos leemos!
Esa esperiencia no te la mereces tu... Lo siento.
Animo, eres inmortal y lo sabes. Recuerda el lugar blanco y puro donde se lavan los malos rollos.
Besos.
MP
ES realmente conmovedor y por sobre todas las cosas, triste.
No importa la manera ni el motivo, el final es el mismo después de un salto a la muerte.
Un abrazo cálido que te saque ese frío espeluznante.
Sil
Uf, no sé realmente qué decir. Sólo.... buffff...
Besos
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