Todo el mundo cuando entra perdido, en vez de ir a “Información” le pregunta directamente al Vigilante de Seguridad. Será por el uniforme, digo yo…
- Buenos días. ¿Para apuntarse al paro?
-Si. La máquina le dará un número. Espere su turno… Si, esa máquina… Exacto… El primer botón… Gracias. – le respondí mecánicamente. Uno más de los que por estas fechas viene a engrosar las listas de la desesperación, de la preocupación, del paro. Así vienen los tiempos. Así hay que aceptarlos.
- Es que es la primera vez que me apunto a esto, sabe usted, y no conozco el mecanismo – dándome explicaciones sin habérselas pedido, como tantos… - Jamás tuve necesidad de apuntarme, pero ya ve, dejé mi trabajo. Estaba harto.
- ¿Me está diciendo que en estos tiempos de crisis usted se ha despedido? – pregunté extrañado e interesándome más en la conversación.
- Si, así es. Es que estaba harto de ser Príncipe Azul y he decidido dejarlo. A la gente no le interesamos ya, se lo digo yo. Incluso estamos mal mirados. Ya no podemos hacer bien nuestro trabajo.
- ¿Cómo? – acerté a balbucear extrañado.
- Si. En estos tiempos nadie cree que la vida le puede traer algo bueno. Si ves un Príncipe Azul, huyen.
- Ya – dije divertido por la conversación – Debe ser horrible, si.
- Si lo es. Se lo digo yo. Te enamoras e intentas conquistar a la persona que quieres y te buscas problemas. Si te muestras romántico, creen que eres triste, débil. Si te muestras fuerte, que eres un machista, un opresor, que intentas cambiarla. Si eres cariñoso, eres un sobón. Si no lo eres, eres un estúpido y un serio y un distante. Si te muestras alegre dicen que eres un despreocupado, un irresponsable. Si pareces serio, que eres un pesimista y un fúnebre. Si la acaricias, que siempre estás pensando en lo mismo. Si no, que eres un flojo, que destiño. En fin, que ya estoy harto, que quiero cambiar. ¡Ah! D403, es el mío. Hasta luego.
Me quedé mirándolo mientras caminaba hacia la mesa dónde un funcionario esperaba a que acabase la jornada laboral. Pensé que estaba loco o que se había quedado conmigo. Salí a fumar a la puerta sin pensar más en él… Y allí, atado a un árbol, encontré un precioso caballo.
STEVE
- Buenos días. ¿Para apuntarse al paro?
-Si. La máquina le dará un número. Espere su turno… Si, esa máquina… Exacto… El primer botón… Gracias. – le respondí mecánicamente. Uno más de los que por estas fechas viene a engrosar las listas de la desesperación, de la preocupación, del paro. Así vienen los tiempos. Así hay que aceptarlos.
- Es que es la primera vez que me apunto a esto, sabe usted, y no conozco el mecanismo – dándome explicaciones sin habérselas pedido, como tantos… - Jamás tuve necesidad de apuntarme, pero ya ve, dejé mi trabajo. Estaba harto.
- ¿Me está diciendo que en estos tiempos de crisis usted se ha despedido? – pregunté extrañado e interesándome más en la conversación.
- Si, así es. Es que estaba harto de ser Príncipe Azul y he decidido dejarlo. A la gente no le interesamos ya, se lo digo yo. Incluso estamos mal mirados. Ya no podemos hacer bien nuestro trabajo.
- ¿Cómo? – acerté a balbucear extrañado.
- Si. En estos tiempos nadie cree que la vida le puede traer algo bueno. Si ves un Príncipe Azul, huyen.
- Ya – dije divertido por la conversación – Debe ser horrible, si.
- Si lo es. Se lo digo yo. Te enamoras e intentas conquistar a la persona que quieres y te buscas problemas. Si te muestras romántico, creen que eres triste, débil. Si te muestras fuerte, que eres un machista, un opresor, que intentas cambiarla. Si eres cariñoso, eres un sobón. Si no lo eres, eres un estúpido y un serio y un distante. Si te muestras alegre dicen que eres un despreocupado, un irresponsable. Si pareces serio, que eres un pesimista y un fúnebre. Si la acaricias, que siempre estás pensando en lo mismo. Si no, que eres un flojo, que destiño. En fin, que ya estoy harto, que quiero cambiar. ¡Ah! D403, es el mío. Hasta luego.
Me quedé mirándolo mientras caminaba hacia la mesa dónde un funcionario esperaba a que acabase la jornada laboral. Pensé que estaba loco o que se había quedado conmigo. Salí a fumar a la puerta sin pensar más en él… Y allí, atado a un árbol, encontré un precioso caballo.
STEVE
P.D. Lo prometido es deuda. Prometí a Lucia un relato sobre el tema. Le pido perdón por el retraso en hacer mis deberes. Steve.
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9 comentarios:
No me extraña que en estos tiempos en que la crisis acapara todos los pensamientos, hasta el principe azul tenga que buscar trabajo...Por Dios!..que filósofica me estoy poniendo!.Por cierto, me gusta tú blog. saludos.
Jejejejeejejjeej oleeeeeee y oleeeeeee
Que razón tienes a descrito muy bien lo torpe que somos las mujeres
Con esa sensibilidad, y arte que solo tu tienes.
La verdad que me quedaría contigo si no supieras que estas atado por el corazón, hasta decir basta! Así que descartado tú madame alguno que me haga reír como tu.
Prometo no poner muchas pegas….
Gracias, precioso cuento me lo puedo quedar?
Ahh el cartel me encanta!
Un beso grande.
Y gracias. Haber si hay suerte y quitamos del paro a ese príncipe…
Un cuento con tintes de tan verdad,me alegro de que cumplas tu promesa,ya veo que La dulce lucía ha sonreido y yo sin duda que también...
que tengas un bello día Principe...
Mariella
Pobre príncipe, que razón tiene.
Nos pasamos la vida suspirando por tener uno al lado y luego que exigentes somos.
Por favor sigue en tu puesto, que haríamos sin ti.
Jajajajaja... Primero, me engañaste por completo. Al leer el comienzo pensé que, realmente, era un post sobre crisis y parados. Segundo, me ha encantado, pobre príncipe; lo siento por él pero es así: ya no hay ninguna mujer que quiera un príncipe azul así que tendrá que reciclarse :D
Besos
Jolines haberle mandado a mi casa, que yo estoy deseando conocer uno.
Por cierto ¿alguién le dijo al principe azul que con el ya son 4 millones? bufffff impresionante.
Un besitoooooo
Pa lo que han quedao los principes azules..... y es que, en estos tiempos, el que no está en las listas del paro, está mal mirao.jeje.
me encantó.
besos.
Bonito relato, me gusta mucho por lo que significa. En estos tiempos de crisis, el romanticismo entra en decadencia por otras preocupaciones.
A mi me gustan los principes azules que saben adaptarse a estos tiempos y que tienen el alma llena de romanticismo....pero yo soy muy rara!
Por cierto: expresar sentimientos y pensamientos como lo haces tu no se mide con estadísticas. Sigue haciéndolo como siempre, con tu luz interior.
Besos.
Maripili.
Vaya Steve, me has hecho reír a carjacadas, nunca he sido partidaria de los príncipes azules, pero este príncipe ma ha hecho comprenderlos un poco.
Dos besos, uno para el príncipe y el más grande para tí
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