TENEMOS QUE HABLAR

"Tenemos que hablar", le había dicho ella por teléfono cuando quedaron en verse. Después de cinco años de relación el seguía enamorado aún más que el primer día y, aunque le fastidiaba reconocerlo, un resquemor le quemaba en el pecho cuando se dirigía al lugar de la cita, ese "tenemos que hablar" le había dejado preocupado sin saber por qué.

Llegó antes que ella, como siempre, y se dispuso a encender un cigarrillo para esperarla mientras pedía un café en el bar dónde tenían por costumbre quedar. Su cabeza intentaba no pensar. Seguramente no sería nada, pero seguía presintiendo que algo no iba bien esa tarde, que algo pasaba.

Diez minutos más tarde de lo acordado la vio llegar esplendorosa, bella y con paso firme. Sus labios tensos y sus ojos esquivos no le pasaron desapercibidos y un escalofrío de advertencia recorrió su espalda.

Le besó con una sonrisa elevándose sobre sus tacones y apretó con fuerza su brazo. Pidió otro café. Seguía esquivando su mirada y eso le preocupó. Algo pasaba, seguro.

- Bueno, dime - dijo él con impaciencia - ¿Qué es lo que tenemos que hablar?

Ella apretó los labios mientras bajaba los ojos y removía el café.

- Tenemos que dejarlo - soltó de pronto - Y ya, cuanto antes.

- ¿Como? ¿Qué pasó? No entiendo nada - balbuceó nervioso mientras la observaba beber su café de un solo trago.

- Que tenemos que dejarlo. Me caso dentro de tres meses y no puedo seguir contigo. Ya no. Lo siento. Lo siento mucho - y se levantó de la silla comenzando a alejarse rápidamente.

"Se casa... ¿Cómo que se casa? ¿Con quién? Eso es que hay otro, claro, pero... ¿cuando? ¿Quién? Dos novios... Durante cinco años... ¡No me di ni cuenta, diablos!"

La cabeza le daba vueltas y mas vueltas intentando comprender. La miró alejarse contoneándose y su estómago decidió que no quería café.

Steve