Se sientan en el Sofá

lunes, 28 de septiembre de 2009

LA CIUDAD

Se asomó a la ventana y vio la fina lluvia que caía durante todo el día. Seguro que mañana su abuela, lo llevaba a Santa Isabel para que buscara serranas entre las flores. Cada una sería un trofeo que llevarían a casa para que su madre se hiciera la sorprendida y "se las echara al arroz" en la comida. La ciudad crecía a pasos agigantados. Ahora en su calle les costaba jugar al fútbol por que un coche de línea pasaba todos los días al menos tres veces, haciendo que todas las madres salieran a la puerta de casa a advertir a sus hijos que llevaran cuidado. Y más desde que a Pepito, el de Minas, le había pillado un carro cargado de piedra. Pepito enseñaba la señal de la rueda del carro como un trofeo que todos envidiaban. Le entró por la clavícula derecha y le salió por el costado izquierdo. Un chaval le advirtió que parecía del Rayo Vallecano y se había quedado con el mote: Pepito el rayo.

La vida se desarrollaba lenta, como el río que partía en dos la ciudad. Su infancia lenta y feliz.

STEVE

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hasta en los dias lluviosos la inspiración no deja de salirte, me encanta la historia. Pepito el rayo no es mal mote.

Besos estrellados

Gala dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Infancia lenta y feliz.
Que buen regalo para un niño orgulloso de sus heridas de guerra.

Besos

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

Este relato me recuerda a aquellas historias que mi padre contaba sobre su niñez y su juventud, historias de una ciudad que funcionaba con la lentitud de un pueblo y en el que todos se conocían como en los pueblos.

Besos

MAG dijo...

¡¿su infancia lenta y feliz?!
Yo creo que ahora por su calle pasan muchos carros más y quizá su vejez ya no sea lente pero deseo que MUY FELIZ.
Besos

Mar y ella dijo...

Steve tus relatos me gustan mucho.Adjetivizas muy bién momentos que en nuestar infancia son inolvidables...


Mariella